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El nivel XIII inferior de La Viña en el contexto Auriñaciense de Europa meridional.

Ha llegado la hora de comparar las características tecno-tipológicas de XIII inferior (primer nivel auriñaciense de La Viña) con las de otros niveles auriñacienses localizados en la región Cantábrica, en el Pirineo o en el Mediterráneo, a fin de esclarecer la adscripción tecno-tipológica de este nivel.

Como hemos señalado en esta otra entrada, la adscripción cultural (tecno-tipológica) de XIII inferior está condicionada en buena medida por las contaminaciones interestratigráficas. Contaminaciones que influyen directamente en la representatividad de cada grupo tipológico, sobrevalorando, por ejemplo, los útiles de sustrato (que representan el 32,3% de los útiles) y subestimando el resto de grupos tipológicos (Dufour, raspadores, buriles, láminas con retoque lateral).

En otros yacimientos auriñacienses (sensu lato) del Cantábrico, como Morín (niveles 8 y 9), El Castillo (nivel 16) o El Pendo (niveles VIIIa y VIIIb), los útiles de sustrato presentan unos porcentajes similares, o superiores, a los registrados en XIII inferior (Pendo VIIIa: 39,2%, Pendo VIIIb: 48,6%, Morín 9: 40,2%, Morín 8: 22,5%, y El Castillo 16: 28%, en este último yacimiento, y en El Pendo, posiblemente sobrevalorados por el tamaño de la muestra; Bernaldo de Quirós 1982, Maíllo 2002, Cabrera et alii 2002), lo que ha sido interpretado por algunos autores (Maíllo 2002, Bernaldo de Quirós et alii 2008) como un atributo cultural distintivo del auriñaciense cantábrico, herencia de las tradiciones tecnológicas anteriores (Maíllo 2002: 113).

Sin embargo, estos yacimientos (o al menos Morín 8-9, El Pendo VIIIa-VIIIb y El Castillo 16) presentan los mismos problemas estratigráficos que La Viña (erosiones, desmantelamientos parciales, crioturbaciones, ver Hoyos y Laville 1982, Cabrera et alii 1993, Laville y Hoyos 1994, Sanguino y Morcillo 2001); problemas que hasta la fecha no han sido evaluados desde un punto de vista tecno-tipológico, ¿cómo han afectado esos procesos a la configuración tecno-tipológica de los niveles? , por lo que no se puede descartar que una parte indeterminada de los útiles (de sustrato, Chatelperrón…) recuperados en esos niveles procedan, como en La Viña, de los niveles musterienses o chatelperronienses infrayacentes.

No está de más recordar que el protoauriñaciense de Labeko koba (nivel VII), situado entre dos niveles estériles o prácticamente estériles, o el Auriñaciense antiguo (nivel IX) del Sector central de La Viña, sin musteriense a muro, presentan unos porcentajes más discretos de útiles de sustrato (~7% y ~9% respectivamente, Arrizabalaga 2000, Suárez-Ferruelo 2011). Con esto no pretendemos decir que en La Viña (Sector occidental) o Morín todos los útiles de sustrato sean intrusivos, pero sí que se debe relativizar el peso de estos útiles en aquellos yacimientos en los que el auriñaciense se superpone al musteriense en contacto discordante (e.g. La Viña, Morín o El Pendo). Conviene recordar, a este respecto, las conclusiones de Rigaud en relación al Chatelperroniense francés:

1 -les industries de niveaux castelperroniens directement en contact avec des niveaux sous-jacents moustériens sont systématiquement riches en artefacts de type moustérien et,

2 -lorsque 2 niveaux castelperroniens sont superposés à un niveau moustérien, l'industrie du niveau castelperronien supérieur est pauvre en artefacts de type moustériens

3 -en l'absence de niveau moustérien sous-jacent, l'industrie d'un niveau castelperronien ne comporte que très peu d'artefacts de type moustériens

4-il n'y a pas d'industrie castelperronienne riche en artefacts de type moustériens qui ne soit superposée à un niveau moustérien.

Cet exemple, comme quelques d'autres, fait apparaître la nécessité de procéder à un examen taphonomique critique pluridisciplinaire extrêmement rigoureux des archéoséquences de réference et à concentrer nos analyses sur des ensembles indubitablement homogènes (Rigaud 2006: 51).

Entremos en materia:

Para comenzar vamos a comparar las características tecno-tipológicas de XIII inferior con las de otros yacimientos auriñacienses (sensu lato) de la región cántabro-pirenaica, del mediterráneo y de Aquitania, con el objetivo de determinar el lugar que ocupa XIII inferior en el phylum auriñaciense

Se han tenido en cuenta los siguientes yacimientos:

Región cántabro-pirenaica: Morín, niveles 9, 8, 7 y 6 (González Echegaray 1971, 1973, Maíllo 2002, 2006), Labeko koba, niveles VII, V y IV (Arrizabalaga 2000, 2002), Isturitz, sala San Martín, niveles C4d/III, C4b2, C4b1, SIII et A, SII y SIII exterior (Esparza 1995, Normand 2002, 2005, Normand y Turq 2005, Normand et alii 2009), Gatzarria, niveles Cjn2, Cjn1, Cbci-Cbf (Laplace 1966, Sáenz de Buruaga 1991), Brassempouy, grotte de Hyènes, niveles 2F-2E y 2A (Bon 2002a), La Tuto de Camalhot, nivel inferior (Bon 2002a) y Les Abeilles, nivel 2 (Eizenberg 2006).

Región mediterránea: Fumane, niveles A3 + A2, A1, D6 y D3 (Bartolomei et alii 1992, Broglio 1996, 2001, Broglio et alii 2005), Riparo Mochi, nivel G (Laplace 1966, Kuhn y Stiner 1998), Rainaude, nivel 10 (Onoratini 1986) y L’Arbreda, nivel H (Maroto et alii 1996, Ortega et alii 2005).

Aquitania: Pataud, niveles 14, 12 y 11 (Chiotti 1999, 2000, 2002, 2003, Chiotti et alii 2003), Castanet, nivel A (Demars 1992), Le Piage, niveles K y G-I (Champagne y Espitalié 1981, J.G. Bordes 2002, 2005), Roc de Combe, nivel 7 (J.G. Bordes 2002, 2005) y Hui, nivel 2b (Le Brun-Ricalens y Ricalens 1986, Le Brun-Ricalens 1990, 2005b).

Estos yacimientos han sido adscritos a una de las dos facies o fases iniciales (no existe un acuerdo unánime sobre la posición relativa-cronológica de estos horizontes; vid infra) del auriñaciense, a saber: el Protoauriñaciense, Auriñaciense arcaico, inicial, Ia, “0” o Correziense y el Auriñaciense típico, antiguo, clásico, “I” o con azagayas de base hendida (Bon 2002b).

Protoauriñaciense: Morín 9 y 8, Labeko koba VII, Isturitz C4d/III, C4b1 (este nivel ha sido clasificado por Normand y Turq como un Auriñaciense anterior al Auriñaciense antiguo aquitano, Normand y Turq 2005) y SIII exterior, Gatzarria Cjn2 y Cjn1, Les Abeilles 2, Fumane A3 + A2, A1, D6 y D3, Mochi G, Rainaude 10, L’Arbreda H y Le Piage K.

Auriñaciense antiguo: Morín 7 y 6, Labeko koba V y IV, Isturitz SIII-A y SII, Gatzarria Cbci-Cbf, Brassempouy 2F-2E y 2A, La Tuto de Camalhot inf, Pataud 14, 12 y 11, Castanet A, Le Piage G-I, Roc de Combe 7 y Hui 2b.

Tabla 1. Características tipológicas de las industrias auriñacienses mencionadas en el texto. N: número de referencia de la figura 1; Industria: Aa: Auriñaciense antiguo, P: Protoauriñaciense; Útiles: suma de la tríada raspador, buril, Dufour; Raspador: tipos 1-15 de la lista tipológica de Sonneville Bordes y Perrot (1954, 1956), Buril: tipos 27-44, Dufour: tipo 90, Raspador Auriñaciense: tipos 11-14. A: Azagaya de base hendida; Ref: 1. Le Brun-Ricalens 2005b, 2. Chiotti 1999, 3. Demars 1992, 4. Champagne y Espitalié 1981, 5. Bon 2002a, 6. Esparza 1995, 7. Arrizabalaga 2000, 8. Laplace 1966, 9. González Echegaray 1971, 1973, 10. J.G. Bordes 2002, 11. Eizenberg 2006, 12. Onoratini 1986, 13. Maíllo 2002, 14. Normand y Turq 2005, 15. Maroto et alii 1996, 16. Bartolomei et alii 1992. * Roc de Combe, tras el estudio de J.G Bordes (2002) los tres subniveles originarios (7a, 7b, 7c) han sido fusionados en uno. ** Isturitz C4d y C4b1, Resultados provisionales calculados a partir de porcentajes, las excavaciones en este yacimiento aún no han terminado. En el caso de L’Arbreda desconocemos el número exacto de raspadores auriñacienses presentes en la colección.

Comparación tipológica

Se han tenido en cuenta los siguientes grupos tipológicos: raspadores (tipos 1-15 de la lista tipológica de Sonneville-Bordes y Perrot), buriles (tipos 27-44), laminillas Dufour (tipo 90) y raspadores auriñacienses (tipos 11-14). En promedio estos grupos representan el ~50% ± 17% de los útiles recuperados en cada nivel (con unos valores máximo y mínimo del ~90% en Fumane A3 + A2 y del ~20% en Morín 9), por lo que nos parecen unos buenos indicadores de la composición tipológica de estos niveles.

Los datos de referencia se muestran en la tabla 1. Los porcentajes de cada grupo tipológico (o índices tipológicos reducidos) están calculados sobre la suma de los raspadores, buriles y Dufour. En la figura 1 se muestra la distribución de los yacimientos estudiados en función de estos índices.

Figura 1. Composición tipológica de los yacimientos auriñacienses. En este gráfico triangular se muestran las frecuencias de raspadores, buriles, Dufour y raspadores auriñacienses (esta última en color) de los yacimientos auriñacienses estudiados (los datos de cada yacimiento se corresponden con los presentados en la tabla anterior).

A partir de estos datos, se han diferenciado tres conjuntos tipológicos:

Conjunto A. Este conjunto, que en el gráfico triangular de la figura 1 se concentra en la esquina inferior izquierda, presenta un dominio neto de los raspadores sobre los buriles y las laminillas Dufour. Los raspadores constituyen, en promedio, el 85% de la tríada (raspador-buril-Dufour) con unos valores máximo y mínimo del 97,5% (Hui 2b) y 66,1% (Morín 7, Tabla 6.243). Los buriles aparecen con una frecuencia media del 11,6%; en algunos niveles (Roc de Combe 7 y Morín 6 y 7) los buriles pueden alcanzar unos porcentajes próximos al 30%, mientras que en otros (Hui 2b, Pataud 11 y 14, Castanet A, Le Piage G-I y Brassempouy 2A) apenas superan el 5%. Las Dufour están muy mal representadas en estos niveles (media: 3,4% σ: 4,7%, Tabla 1), sólo Gatzarria Cbci-Cbf supera la barrera del 10%. Por último, los raspadores auriñacienses presentan en todos los niveles (salvo Pataud 11 y Le Piage G-I) unos porcentajes superiores al 20% (media: 28,8% σ: 9,3%, Tabla 6.243).

Dentro de este conjunto incluimos todos los niveles adscritos al auriñaciense antiguo (Tabla 1, nos 1-16), salvo Labeko koba V que, como veremos en su momento, se relaciona mejor con los yacimientos del grupo C. Hemos denominado este conjunto tipológico como Auriñaciense antiguo.

Conjunto B. Este conjunto, que en el gráfico triangular de la figura 6.265 se concentra en la esquina inferior derecha, debe ser considerado, sin lugar a dudas, como la antítesis del Conjunto A. Las Dufour constituyen el 80% de la tríada (raspador-buril-Dufour) con unos valores máximo y mínimo del 92,8% (Fumane A3 + A2) y 70,8% (L’Arbreda H, Tabla 1). Los raspadores (media: 10,4% σ: 4,6%) y los buriles (media: 9,6% σ: 5,6%) no superan en ningún caso el 20% de los útiles. Los raspadores auriñacienses se sitúan en todos los niveles por debajo del 10%.

Este conjunto incluye los siguientes niveles: Riparo Mochi G, L’Arbreda H, Isturitz C4d, Labeko koba VII y Fumane A3 + A2, A1, D6 y D3. Este grupo se corresponde parcialmente con el Protoaurignacien à pièces à dos marginal de Laplace (1966). Previsiblemente, también se podrían adscribir otros niveles protoauriñacienses del mediterráneo como Laouza 2b o l’Esquicho-Grapou SLC1 (Bazile 2002, 2005), aunque desconocemos el número exacto de útiles recuperados en estos niveles. Hemos denominado este conjunto tipológico como Protoauriñaciense rico en Dufour.

Conjunto C. Este conjunto se sitúa en el gráfico triangular de la figura 1 entre los conjuntos A y B (Figura 1, yacimientos delimitados por la elipse roja). Estos niveles se caracterizan ante todo por su variabilidad tipológica. Con todo, conviene subrayar que esa variabilidad (o polimorfismo) está limitada por los conjuntos A y B (que presentan unas características tipológicas mucho más homogéneas). Los raspadores y las Dufour presentan unos valores medios del 48% y 35,5% respectivamente (las diferencias entre estos grupos tipológicos se atenúan con respecto a los conjuntos A y B, Tabla 1). Ahora bien, la relación raspador-Dufour puede variar de unos niveles a otros. Así, en Gatzarria Cjn1, Les Abeilles c2, Labeko koba V, Morín 9 y Le Piage K los raspadores superan a las Dufour con holgura (en un 25% de promedio), mientras que en Gatzarria Cjn2 e Isturitz SIII exterior son las Dufour las que superan a los raspadores en un 22,2%; por último en Morín 8, la relación entre estos grupos se equilibra. Los buriles aparecen con una frecuencia media del 16,5%; en algunos niveles (Gatzarria Cjn2, Isturitz SIII ext, Le Piage K) los buriles pueden alcanzar unos porcentajes próximos o ligeramente superiores al 25%, mientras que en otros (Gatzarria Cjn1, Les Abeilles c2, Morín 9 e Isturitz C4b1) apenas superan el 10%. Los raspadores auriñacienses muestran una variabilidad porcentual similar a la observada en las Dufour y los raspadores. Así, en algunos yacimientos, como Gatzarria Cjn1 o Morín 8 y 9, estos útiles presentan unos porcentajes similares a los registrados en el conjunto A (≥ 20%), mientras que en otros, como Isturitz SIII ext, Les Abeilles 2, o Isturitz C4b1 no superan el 10% (como en el conjunto B).

Dentro de este conjunto hemos incluido los siguientes niveles: Gatzarria Cjn2 y Cjn1, Les Abeilles c2, Morín 8 y 9, Isturitz SIII ext y C4b1, Labeko koba V, Le Piage K y Rainaude 10. Estos niveles han sido adscritos a un Protoauriñaciense genérico (Morín 8 y 9, Rainaude 10), al Auriñaciense “0” o “Ia” (Le Piage K), a una de las dos facies protoauriñacienses de Laplace, Protoauriñaciense con piezas de dorso marginal (Gatzarria Cjn2, Les Abeilles c2, Isturitz SIII ext) y Protoauriñaciense con raspadores carenados (Gatzarria Cjn1), a un Auriñaciense anterior al auriñaciense antiguo aquitano (Isturitz C4b1) o al Auriñaciense antiguo (Labeko koba V), lo que a nuestro entender es un síntoma evidente de la variabilidad tipológica que presentan estos yacimientos. Hemos denominado este conjunto tipológico como Protoauriñaciense polimórfico.

Como se observa en siguiente tabla (parte inferior) las diferencias tipológicas entre estos conjuntos (Auriñaciense antiguo, Protoauriñaciense rico en Dufour y Protoauriñaciense polimórfico) son muy significativas en lo referente a los raspadores, las laminillas Dufour y los raspadores auriñacienses (en todos los casos los p-valores son inferiores a 0,000). Los coeficientes η2 no sólo superan la barrera del 0,137 (lo que según Cohen, 1988, es suficiente para admitir la validez de la prueba del ANOVA), sino que además presentan unos valores próximos o ligeramente superiores a 0,90 (para los raspadores y las Dufour) o a 0,65 (para los raspadores auriñacienses), es decir, la división de la muestra en estos tres conjuntos (Auriñaciense antiguo, Protoauriñaciense rico en Dufour y Protoauriñaciense polimórfico) explica el ~90% de la variabilidad observada en los raspadores y las laminillas Dufour y el ~65% de la de los raspadores auriñacienses. En relación con los buriles no se advierten grandes diferencias entre un conjunto y otro (F: 1,907 p-valor < 0,165; Tabla 6.244), si se prefiere, la distribución de estos útiles en los tres conjuntos tipológicos es bastante parecida.

Tabla 2. Estadísticos descriptivos de los yacimientos auriñacienses estudiados, y prueba del ANOVA.

Estos resultados me parecieron en su momento asombrosos (aún hoy me siguen pareciendo muy significativos) y por ello decidí hacer una prueba estadística más que me confirmase la entidad de los conjuntos. Para ello realicé un análisis de conglomerados combinado (o cluster analysis) de los índices de raspador, buril, Dufour y raspadores auriñacienses con el objetivo de comprobar la entidad estadística de los conjuntos tipológicos definidos anteriormente.

Este tipo de análisis permite identificar grupos homogéneos de casos a partir de las variables seleccionadas (aquí a partir de los porcentajes de raspador, buril, Dufour y raspadores auriñacienses), sin tener en cuenta, por tanto, el conjunto tipológico (Auriñaciense antiguo, Protoauriñaciense rico en Dufour o Protoauriñaciense polimórfico) al que pertenece cada caso.

Como se observa en la figura 2, el análisis combinado de estos índices (raspador, buril, Dufour, raspador auriñaciense) permite identificar tres clústeres homogéneos cuya distancia inter grupos es > 5. Estos grupos se corresponden, grosso modo, con los conjuntos tipológicos descritos anteriormente.

El único caso anómalo es Gatzarria Cjn1 que, en vez de agruparse con los yacimientos del Protoauriñaciense polimórfico, se asocia con los yacimientos adscritos al Auriñaciense antiguo. Perfecto, no hay ningún problema en cambiar la adscripción cultural de ese nivel (si se quiere claro) ya que como se observa en la figura 1 se localiza en el límite entre los dos conjuntos.

Lo más importante de todo es que esta prueba confirma la entidad de los tres conjuntos tipológicos definidos anteriormente: Auriñaciense antiguo, Protoauriñaciense rico en Dufour y Protoauriñaciense polimórfico.

Un aspecto interesante a señalar es que los yacimientos adscritos al Protoauriñaciense polimórfico se agrupan antes con el Auriñaciense antiguo que con el Protoauriñaciense rico en Dufour. Cómo veremos al final de esta serie, esta relación podría estar relacionada con la génesis del Auriñaciense antiguo.

Figura 2. Análisis de conglomerados jerárquico de los índices de raspador, buril, Dufour y raspadores auriñacienses. En negrita se muestran los yacimientos adscritos al Protoauriñaciense rico en laminillas Dufour, en normal y subrayados los clasificados como Auriñaciense antiguo y en cursiva los identificados como Protoauriñaciense polimórfico.

La adscripción de XIII inferior a uno de estos tres conjuntos tipológicos depende, una vez más, de la importancia que se conceda a las contaminaciones interestratigráficas. Como vimos en otra entrada, los útiles del Paleolítico Superior recuperados en los niveles musterienses, o la inmensa mayoría (ya que algunos pueden atribuirse sin problemas a un musteriense “clásico” o “evolucionado”, aunque muy desdibujado por las contaminaciones interestratigráficas: puntas de Chatelperrón, algunos perforadores, buriles y raspadores sobre lasca…), son indistinguibles (desde un punto de vista litológico, tipológico, tipométrico, morfológico…) de los hallados en XIII inferior (IDg: 0,02). Similitud y/o identidad que interpretamos desde una perspectiva tafonómica (producto de las contaminaciones interestratigráficas).

Debido a esto, se ha calculado la posición de XIII inferior en el diagrama triangular teniendo en cuenta tres situaciones posibles:

Hipótesis A. Ningún útil del PS musteriense procede de XIII inferior. No se incluye ningún útil del PS recuperado en los niveles musterienses (Tabla 3, Figura 3, A). De acuerdo con esta alternativa XIII inferior debería ser clasificado como un Auriñaciense antiguo.

Hipótesis B. Todos los útiles del PS musterienses proceden de XIII inferior. En este caso se incluyen todos los raspadores, buriles y Dufour recuperados en los niveles musterienses (Tabla 3 y Figura 3, B). Esta alternativa sitúa XIII inferior en la esfera del Protoauriñaciense polimórfico (eso sí, en el límite con el Auriñaciense antiguo).

Hipótesis C. Algunos útiles del PS musterienses proceden de XIII inferior. En este caso sólo se incluyen los raspadores auriñacienses y las laminillas Dufour recuperados en los niveles musterienses (Tabla 3 y Figura 3, C). Según esta alternativa XIII inferior debería ser clasificado como un Protoauriñaciense polimórfico.

Figura 3. XIII inferior en el contexto auriñaciense del sudoeste europeo. A, B y C muestran las tres hipótesis citadas en el texto.

Tabla 3. Clasificación tipológica de XIII inferior según las tres alternativas posibles citadas en el texto. CT (Conjunto tipológico): Aa: Auriñaciense antiguo, PP: Protoauriñaciense polimórfico.

De estas tres hipótesis, la primera (A) debe ser descartada sin lugar a dudas, ya que no tiene en cuenta los efectos de las contaminaciones interestratigráficas en la configuración tipológica del nivel. La opción B implica que todos los útiles del PS musterienses proceden de XIII inferior, lo que quizá sea excesivo (puntas de Chatelperrón). En este sentido, considero que C es la mejor opción de las tres, ya que tiene en cuenta las contaminaciones interestratigráficas PS → PM, sin descartar la posibilidad de que algunos útiles del PS tengan un origen musteriense.

De este modo, XIII inferior se situaría en la esfera del Protoauriñaciense polimórfico (eso sí, en el límite con el Auriñaciense antiguo) junto a los yacimientos de Gatzarria Cjn1 y Les Abeilles 2 (Figura 3).

Comparación tecnológica

Cada vez son más los estudios dedicados a definir desde un punto de vista tecnológico las industrias líticas auriñacienses (e.g. Lucas 1997, 1999, Chiotti 1999, 2000, 2003, Kuhn y Stiner 1998, Kuhn 2002, Bon 2002a, Bon et alii (eds) 2002, J.G. Bordes 2002, Teyssandier 2003, Le Brun et alii (coord) 2005, Maíllo 2006, Tsanova 2006, Eizenberg 2006). En general, estos estudios están centrados en las producciones laminares y microlaminares, relegando a un segundo plano la producción de lascas, con algunas excepciones (Bon 2002a, Chiotti 2002, Maíllo 2006).

En lo referente a la producción laminar y microlaminar, actualmente se reconocen dos modalidades bien diferenciadas desde un punto de vista tecnológico (Bon 2002a: 162):

Des productions dissociées. …le débitage lamellaire est conçu de manière strictement indépendante du débitage de lames. Quelles que soient les méthodes employées (nucléus carénés, «burins» busqués ou nucléus prismatiques), et au-delà de la variabilité de chacune d’entre elles (par exemple en ce qui concerne les nucléus carénés), la production lamellaire demeure une réalisation autonome.

Des productions intégrées. Le second schéma de débitage… …s’applique au contraire pareillement à la production de lames et de lamelles, permettant aux tailleurs de réaliser ces deux productions dans une continuité opératoire. Ces deux productions sont donc intégrées au sein d’une même chaîne opératoire (Perlès 1991), même s’il faut ajouter que le débitage lamellaire peut également être réalisé de façon indépendante.

En XIII inferior se han identificado los siguientes esquemas operativos:

a) Una producción autónoma de lascas (en cuarcita) a partir de núcleos lenticulares (discoides, levallois), algo desdibujada, no obstante, por las contaminaciones interestratigráficas PM → PS. Las lascas obtenidas a partir de este esquema son utilizadas en estado bruto o transformadas en muescas, denticulados, raederas, raspadores y perforadores. Este esquema operativo ha sido identificado en Morín 8 y 9 (Maíllo 2002, 2006) Labeko koba V (Arrizabalaga 2000), y Pataud 11 (Chiotti 2002), aunque en estos últimos yacimientos no constituyen un esquema operativo dominante como en La Viña (XIII inf) y Morín (8 y 9).

b) Una producción integrada de láminas y laminillas (en cuarcita y sílex) a partir de núcleos prismáticos/piramidales (reducción progresiva de la superficie de lascado desde un formato laminar a uno microlaminar). En ocasiones, este esquema aparece seccionado (producción independiente de laminillas a partir de núcleos prismáticos de pequeñas dimensiones, sin una fase laminar previa, aunque aplicando los mismos criterios técnicos que en el caso anterior: Continuum operatorio). Estos esquemas están representados por 52 núcleos prismáticos/piramidales.

Las láminas y laminillas obtenidas a partir de estos esquemas se caracterizan ante todo por su perfil (predominantemente rectilíneo o ligeramente curvo), rectitud (i.e. non déjeté) y dimensiones (en general, largas y anchas). La mayoría de las laminillas Dufour (subtipo Dufour) recuperadas en este nivel se relacionan con estos esquemas operativos.

Estas modalidades están bien representadas en numerosos yacimientos Protoauriñacienses (sensu lato) como Isturitz C4d, C4b1 y C4b2 (Normand 2002, Normand y Turq 2005), Les Abeilles 2 (Eizenberg 2006), Fumane (De Stefani 2003, Broglio et alii 2005), Morín 8 y 9 (Maíllo 2002, 2005c), Labeko koba VII (Arrizabalaga 2000), Le Piage K (J.G. Bordes 2002, 2005) o Laouza 2b (Bazile 2002, 2005) y en algunos yacimientos adscritos al Auriñaciense antiguo pirenaico como Tuto de Camalhot (Bon 2002a, Tabla 4).

c) Una producción autónoma de laminillas (en cuarcita y sílex) a partir de núcleos carenados (“sur front” o “sur tranche”), confeccionados sobre lascas espesas corticales o indeterminadas. Estos esquemas están representados por 29 núcleos microlaminares (24 “sur front” y 5 “sur tranche”). Las laminillas obtenidas a partir de estos esquemas son más cortas y estrechas que las derivadas de los esquemas anteriores, rectilíneas o desviadas (déjeté), y suelen tener un perfil curvo o torcido. Previsiblemente, las laminillas obtenidas a partir de estos núcleos fueron utilizadas en estado bruto (apenas hay ejemplares retocados que reúnan estas características).

Estos esquemas son muy habituales (claramente dominantes) en los yacimientos del Auriñaciense antiguo como Hui 2b (Le Brun-Ricalens 2005b), Roc de Combe 7 (J.G. Bordes 2002), Brassempouy 2F-2DE y 2A (Bon 2002a), Tuto de Camalhot inf (Bon 2002a) o Le Piage G-I (Bordes 2005), aunque no es raro encontrarlos en yacimientos adscritos al Protoauriñaciense (sensu lato) como Isturitz C4b1 y C4b2 (Normand y Turq 2005), Morín 8 y 9 (Maíllo 2002), Le Piage K (Bordes 2005) o L’Arbreda H, en ocasiones tan bien representados como en el Auriñaciense antiguo (Tabla 4).

Tabla 4. Clasificación de los núcleos microlaminares en algunos yacimientos del Protoauriñaciense y del Auriñaciense antiguo. Industria: P. Protoauriñaciense (sensu lato) Aa. Auriñaciense antiguo. Ref: 1. Ortega et alii 2006, 2. Normand 2002, 3. Bordes 2005, 4. Normand y Turq 2005, 5. Eizenberg 2006, 6. Maíllo 2002, 7. J.G. Bordes 2002, 8. Le Brun-Ricalens 2005b, 9. Bon 2002a.

En este contexto, XIII inferior se distancia claramente de los yacimientos del Auriñaciense antiguo (sobre todo de los aquitanos), caracterizados por una producción laminar y microlaminar disociada (o autónoma), y se sitúa en la esfera de los yacimientos Protoauriñacienses, en donde esa producción laminar y microlaminar presenta una mayor variabilidad (esquemas disociados y/o integrados).

Ordenación cronoestratigráfica del Auriñaciense Cántabro-Pirenaico

Una vez definidas las características tecno-tipológicas de estas industrias (que grosso modo se corresponden con las descritas por Laplace en 1966: “Protoaurignacien à pièces à dos marginal”, “Protoaurignacien à grattoirs carénés” y “Aurignacien à pointes à base fendue”), cabe preguntarse por la posición relativa que ocupan estos complejos en las secuencias estratigráficas de la región Cántabro-Pirenaica.

De este modo, se pretende determinar la posición cronológica de estos complejos, su estatus como facies tecno-tipológicas (coexistencia total o parcial de los complejos auriñacienses) o fases tecno-tipológicas (sucesivas) y su relación con otros complejos tecno-tipológicos de la región cántabro-pirenaica como el Chatelperroniense o el Musteriense. Naturalmente, la posición que se adopte al respecto dependerá en buena medida de la importancia que se conceda a la cronología absoluta. De acuerdo con ésta, el protoauriñaciense rico en Dufour de Isturitz C4d (datado entre ± 34.500 y ± 36.500 BP sin calibrar) sería contemporáneo grosso modo de Morín 8 (protoauriñaciense polimórfico ± 36.500 BP), La Viña XIII inferior (protoauriñaciense polimórfico, ± 36.500 BP), Brassempouy 2F (auriñaciense antiguo, ± 35.000 BP), Morín 10 (chatelperroniense, ± 36.900 BP) o El Esquilleu XI F (musteriense, ± 36.500 BP). En Labeko koba, el protoauriñaciense rico en Dufour del nivel VII se dataría en el ± 31.500 BP, coincidiendo de esa manera con el auriñaciense antiguo de La Viña XIII (± 31.500 BP), el también auriñaciense antiguo de Brassempouy 2A (± 32.000 BP), el “chatelperroniense” de La Güelga (datado entre 30.000 y 32.000 años BP), el musteriense del Esquilleu V (± 30.500 BP) o el musteriense de la cueva de El Conde (tramo 2a ± 31.500 BP). De este modo, la región cántabro-pirenaica se configura como un escenario multicultural en el que confluirían hasta cinco tradiciones industriales diferentes (o facies industriales) durante cinco o seis mil años. Esta interpretación ha sido planteada por algunos autores en los últimos años (Cabrera et alii 2005, Maíllo 2005b, Bernaldo de Quirós et alii 2008, 2009a):

Este abanico [cronológico] de diferentes conjuntos industriales abre interesantes hipótesis de trabajo en relación con la Transición entre el Paleolítico Medio al Superior (una vez admitido el valor relativo de las dataciones radiométricas): ¿Corresponde cada conjunto a diferentes etnias en el sentido clásico del término?; ¿Existe cohabitación entre diferentes tipo humanos o, por el contrario, todos los conjuntos son realizados por el mismo?; en relación con lo anterior, ¿Corresponden a actividades económicas diferentes? o ¿Corresponden a tradiciones diferentes?; todo ello sin adentrarnos en las posibilidades que ofrece el debate sobre el tipo humano autor de estos conjuntos industriales (Maíllo 2005b: 311).

Ya hemos analizado con detalle en otro sitio los problemas metodológicos relacionados con la datación absoluta/numérica de los niveles arqueológicos (fiabilidad del radiocarbono, contaminación de las muestras…) y los riesgos que conlleva interpretar esas dataciones en términos histórico-evolutivos. Debido a eso, considero que la cronología absoluta no constituye por sí sola un argumento suficiente en pos de la convivencia-coexistencia de estos complejos, por lo que sólo será utilizada para enmarcar los límites superior e inferior (en cualquier caso orientativos) de este periodo (que grosso modo situamos entre en el ± 37.000 y el ± 30.000 BP sin calibrar).

Por mi parte, prefiero abordar esta cuestión desde la cronología relativa, comparando algunas secuencias estratigráficas de la región cántabro-pirenaica en donde se han reconocido estos complejos: Morín, Labeko koba, Isturitz, Gatzarria y La Viña (Figura 4). Como se observa en la figura 4, la posición relativa de estos complejos no varía en los cinco yacimientos. En Morín, Labeko koba y La Viña el protoauriñaciense (sensu lato) se deposita sobre el chatelperroniense o el musteriense en contacto discordante (discontinuidad sedimentaria) o a través de un nivel estéril (discontinuidad ocupacional). En Labeko koba e Isturitz el Protoauriñaciense polimórfico (niveles V, C4b2 y C4b1) ocupa una posición intermedia entre el Protoauriñaciense rico en Dufour (Labeko koba VII e Isturitz C4d) y el Auriñaciense antiguo (Labeko koba IV e Isturitz C3b). En el resto de los yacimientos el Protoauriñaciense polimórfico se localiza siempre a muro del Auriñaciense antiguo.

Figura 4. Ordenación cronoestratigráfica del tránsito PM-PS en la región Cántabro-Pirenaica. Los niveles cuyo nombre aparece subrayado tienen azagayas de base hendida. En el caso concreto de Gatzarria la posición estratigráfica del Chatelperroniense plantea algunas dudas, ya que su individualización se realizó con posterioridad a la excavación (Sáenz de Buruaga 1991).

Según esto, el Protoauriñaciense polimórfico ocuparía la misma posición estratigráfica que el Protoauriñaciense con raspadores carenados de Laplace (1966: 228) les complexes du Protoaurignacien à grattoirs carénés pourraient peut-être représenter, comme le suggère la stratigraphie de Gatzarria, une phase évolutive intermédiaire entre les complexes anciens du Protoaurignacien à pièces à dos marginal et les complexes de l’Aurignacien à pointes à base fendue. Ils présentent une polymorphie structurale et osseuse très comparable à celle des complexes du Protoaurignacien à pièces á dos marginal.

A partir de la secuencia estratigráfica de Isturitz, Normand (2002, 2005) ha propuesto recientemente un modelo similar, en muchos aspectos, al aquí expuesto: a muro un auriñaciense arcaico (o Protoauriñaciense rico en Dufour, C4d), a techo un Auriñaciense antiguo (C3b), en medio una serie de industrias (C4b1 y C4b2) intermédiaires entre ces deux groupes, où les caractères de l’un se combinent à ceux de l’autre… …cette ambivalence s’observe également en dehors de l’industrie lithique: les pointes de sagaies à base fendue sont présentes dans les deux couches (Normand 2002: 167), es decir un Protoauriñaciense polimórfico.

De forma esquemática, la evolución de las industrias auriñacienses en la región cántabro-pirenaica se caracteriza en sus fases iniciales por (Figura 4, derecha):

a) Un retroceso progresivo de las laminillas Dufour.

b) El desarrollo de los raspadores y entre éstos de los raspadores auriñacienses.

c) Los buriles no presentan grandes variaciones a lo largo de la secuencia.

d) En lo referente a la producción laminar y microlaminar se observa una sustitución gradual de los esquemas operativos “integrados”·por los “disociados” (aunque éstos aparecen desde las primeras fases auriñacienses documentadas en la región cántabro-pirenaica).

e) La incorporación de las azagayas de base hendida desde el Protoauriñaciense polimórfico [1] (Labeko koba V, Isturitz C4b1 y C4b2).

Si habéis llegado hasta aquí, es posible que os estéis preguntando, un modelo muy mono, pero ¿qué pasa con el Auriñaciense de Transición? si por algo se conoce la región cantábrica en el debate sobre la Transición no es por el Protoauriñaciense poli-no-se-cuanto o por el nivel XIII inferior de La Viña, sino por la cueva de El Castillo y su Auriñaciense de Transición. Y tenéis razón, el Auriñaciense de Transición de la cueva de El Castillo representa un desafío al modelo planteado en esta entrada, y por eso será tratado de forma específica en la próxima entrada.

Espero que os haya gustado la entrada, pero sobre todo espero que tengáis algo que decir u objetar al respecto, a fin de cuentas el objeto del blog es estimular el debate sobre estos temas.

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(º_º)

[1] Tradicionalmente la azagaya de base hendida se asocia con el Auriñaciense antiguo o I. La presencia de este morfotipo suele ser suficiente para adscribir culturalmente un nivel arqueológico a ese complejo (tal es el caso, por ejemplo, de Labeko koba V, Arrizabalaga 2000). Sin embargo, cada vez son más los niveles protoauriñacienses (sensu lato) con azagayas de base hendida en sus registros arqueológicos (Isturitz C4b2 y C4b1, Fumane D3, Mochi G, L’Arbreda H…, un resumen en la tabla 6.243). Aunque en algunos yacimientos la presencia de este morfotipo puede ser el resultado de las contaminaciones interestratigráficas entre el Protoauriñaciense y el Auriñaciense antiguo suprayacente, en otros como Fumane o L’Arbreda esos argumentos carecen de validez (estos yacimientos no presentan ningún nivel del Auriñaciense antiguo o I en sus estratigrafías). Por tanto, la presencia de azagayas de base hendida no constituye, por sí sola, un argumento suficiente para clasificar culturalmente un nivel arqueológico como Auriñaciense antiguo (Fortea 1995, Cabrera et alii 2004).

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